El organismo canadiense de lucha contra el lavado de dinero informó que ha detectado una serie de indicios que ponen en evidencia aquellas transacciones financieras que podrían estar vinculadas a la explotación sexual de niños a través del internet.
El Centro de análisis de informes y transacciones financieras de Canadá, conocido como Fintrac, comunicó en una alerta operativa emitida este jueves que la pandemia del Covid-19 ha contribuido a un aumento en el consumo y la producción de material digital relacionado con el abuso sexual de niños.
La nueva alerta y la lista de indicadores de transacciones ilícitas vinculadas a la explotación sexual de menores fueron elaboradas a partir de un análisis de la inteligencia financiera de Fintrac en consulta con el banco canadiense Scotiabank, el Centro Canadiense para la Protección de la Infancia y la Real Policía Montada de Canadá.
El esfuerzo, conocido como Proyecto Sombra, llamado así para subrayar la naturaleza oculta de estas actividades ilícitas, se basa en el modelo de anteriores asociaciones entre el sector público y el privado destinadas a combatir la trata de personas en el comercio sexual, la venta de fentanilo, el fraude romántico y las transacciones relacionadas con los casinos a través de la banca clandestina.
Fintrac tiene como objetivo concentrarse y seguirle los pasos al dinero en efectivo vinculado al terrorismo y el lavado de dinero. Para ello analiza millones de piezas de información generadas anualmente por los bancos, las compañías de seguros, los agentes de valores, las empresas de servicios monetarios, los corredores de bienes raíces, los casinos y otras entidades.
El organismo canadiense de lucha contra el lavado de dinero dice que la información recibida desde la puesta en marcha del Proyecto Sombra ya le ha permitido establecer más de 30 revelaciones de inteligencia financiera vinculadas con la explotación sexual de niños para que la policía y otras entidades las investiguen.
El objetivo de este trabajo es proporcionar a las fuerzas del orden «esencialmente otra herramienta para », dijo Barry MacKillop, subdirector de inteligencia de Fintrac.
Marie-Claude Arsenault, jefa de los servicios de investigación sensibles y especializados de la Policía Federal canadiense, dijo que la necesidad de contar con inteligencia financiera mostraba que había una laguna en los esfuerzos para identificar y priorizar a los sospechosos de estar involucrados en este tipo de explotación sexual.
Signy Arnason, directora ejecutiva adjunta del Centro Canadiense para la Protección de la Infancia, dijo que el nuevo proyecto ayudará en la batalla en curso para «exponer el punto débil» de la alarmante proliferación de imágenes de niñas y niños en el ciberespacio.
Las señales de transacciones monetarias que implique la explotación sexual de menores en línea podrían incluir:
Un hombre que con frecuencia transfiere fondos de bajo valor a la misma mujer o a varias mujeres en los países de interés durante un período breve, sin que haya una conexión familiar aparente u otra razón para hacerlo.
Gastos relacionados con un viaje, como la compra de un pasaporte o la reserva de un vuelo, cronológicamente antes o después de las transferencias a una jurisdicción que suscite preocupación por la explotación sexual de niños.
Compras hechas a proveedores que ofrecen herramientas de encriptado en línea, servicios virtuales de redes privadas, software para borrar el seguimiento en línea u otras herramientas o servicios para la privacidad y el anonimato en línea.
Compras en plataformas de cámaras web o de transmisión en vivo, incluyendo contenidos para adultos.
Pagos a una instalación de auto-almacenamiento.
Transacciones para recargar tarjetas de crédito prepagas, en particular aquellas que sirven para comerciar con monedas virtuales.
Según el análisis de datos de Fintrac, los diez principales países que reciben transferencias de dinero relacionadas con la explotación sexual de niños en línea eran Filipinas, Tailandia, Colombia, Estados Unidos, Ghana, Ucrania, República Dominicana, Rumania, Jamaica y Rusia, con la mayoría de los fondos enviados a través de empresas de transferencia de dinero.
Los autores y los sospechosos eran casi todos hombres, en su mayoría entre los 40 y 50 años, establecidos en todo Canadá, trabajando en una amplia gama de ocupaciones.
A partir de un solo pago, es difícil establecer si alguien está creando material sexualmente explícito que involucre a niños, dijo Stuart Davis, vicepresidente ejecutivo y jefe de gestión de riesgos de delitos financieros en el banco Scotiabank.
Davis añadió que el considerar ese pago junto con otras piezas de información relevante puede poner en evidencia un cuadro más grande que señala que está ocurriendo un crimen. «Se necesita el contexto con mucha información para realmente poder establecer algunos indicios de sospecha potencial», dijo.
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