Con motivo del día nacional por las víctimas del conflicto armado colombiano, queremos sumarnos en un llamado solidario que rodee las demandas de las mujeres, niñas y niños que han padecido en carne propia los estragos de la violencia, la desigualdad, la injusticia y la pobreza.
Nos unimos a su voz, que firme, clama por la reparación del tejido social, por la restauración de las prácticas ancestrales, culturales y autóctonas, y por un lugar en la sociedad colombiana que reconozca su participación desde la agencia y no bajo la mano invisible de la caridad forzada. También reconocemos los esfuerzos de paz que distintos agentes estatales y no estatales han llevado a cabo, pero hoy decimos que estos esfuerzos aún son insuficientes porque el número de víctimas y sobrevivientes sigue en ascenso, mientras las voces de quienes hemos sido atravesadas por los múltiples contextos de la guerra continúa siendo forzada al silencio.
Hoy y todos los días, levantamos nuestras voces por la imperiosa necesidad de justicia y reparación, que debe hacer frente y ahínco en la memoria. De esta forma, invitamos a las mujeres y al resto de la sociedad a mantener intactas su voluntad de justicia, pues hoy hacemos un llamado a todos los victimarios y agentes de la guerra a que levanten sus voces para pedir perdón y contar los secretos que mantienen en la oscuridad los engranajes de la violencia y el exterminio.
Hoy las víctimas tenemos claro nuestro lugar, hemos trabajado con brazo fuerte, franqueando miles de obstáculos que van desde la laceración de nuestros cuerpos hasta la aniquilación y despojo de nuestros territorios, y por eso, estamos aquí, denodadas ante la posibilidad del cambio, porque la verdad y la justicia nos harán libres y nos otorgará un camino que labrar para la paz.
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