“Independientemente de los kilos que pese, mi corazón debe ser el mismo, así muchos solo vean el empaque”
Hay que insistir sin medida en la solidaridad para salvar al mundo, pero de la solidaridad humana hay que insistir mucho más en la solidaridad entre las mujeres, es parte del camino para aprender y construir un mundo mejor. No les cuento como hice por que me da vergüenza, pero me enteré que una mujer más o menos de mi misma edad, le escribía a mi ex pareja insistentemente una pregunta: ¿Cómo un hombre tan guapo y lindo como tú puede estar con una mujer tan gorda y fea, que parece una morsa? (Fueron sus palabras de forma literal).
yo a esta mujer no la conocía, ella me había visto por redes sociales, observó todas y cada una de mis fotografías, pero al parecer no se centró en las múltiples acciones que por mi trabajo activista hacía por otras mujeres, maltratadas, víctimas de trata de personas, víctimas del conflicto, para ella lo más importante fue mi aspecto físico. Cuando me entere de esto yo había luchado por perder 60 kilos, ya no era físicamente “la morsa” cómo me había bautizado por mi gordura, pero seguía siendo yo, la misma mujer, con el mismo corazón y no lo niego que me dolió muchísimo, me hirió. De momento mi ego me movió a ver las fotos de la mujer e incluso querer compararme, pero, entendí que no podría caer en eso, que vi un ser humano que me enseñó una lección, y lo más valioso que aprendí fue que independientemente de los kilos que pese, mi corazón debe ser el mismo, así muchos solo vean el empaque.
Claudia Quintero
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