La protección de los Derechos Humanos de las personas víctimas de trata, hace necesario un apoyo psicosocial adecuado y oportuno, que tome en consideración tanto los aspectos personales como los sociales, y que se adecue a las particularidades del contexto, la cultura, el género y la edad, entre otras.
Es así como, este proceso de fortalecimiento personal y social (empoderamiento) se concibe como uno que parte de considerar a las personas víctimas de trata como sujetas de derechos y que genera mecanismos que aumenten la autonomía y cuestionen la asimetría de poder en la que éstas se encuentran. Esta asimetría de poder se relaciona directamente con el control sobre los recursos (materiales, humanos, financieros). Se utiliza el concepto de “víctima” para enfatizar las consecuencias negativas de la experiencia de trata en las personas y no para considerarlas incapaces de salir de la situación. A medida que una persona víctima de trata se empodera se va convirtiendo en “sobreviviente” y esta guía se ha diseñado con el fin de facilitar este proceso. Por lo tanto, el empoderamiento consiste en un proceso integral de proporcionar a las personas víctimas de trata un mayor control tanto sobre los recursos externos como sobre los propios, que conduzca a la autonomía y la independencia.
Una acción que permita focalizar a partir de la intervención estrategias de acompañamiento, formación teórica y práctica para garantizar el lugar de los derechos humanos de las mujeres víctimas y sobrevivientes del flagelo de la prostitución, un lugar de reconocimiento que contribuye a desafíos éticos y políticos de la profesión para direccionar la intervención hacia un objetivo concreto y asumirlo a partir de posturas críticas y feministas frente al tejido social y cultural que ha demarcado prácticas sexuales en contra de las mujeres, reproducción de la prostitución y la explotación sexual.
Principios para comprender desde un ejercicio ético las situaciones de trata:
Comprender las razones por las cuales las víctimas son mayoritariamente mujeres de todas las edades.
Comprender los mecanismos por medio de los cuales los cuerpos de las mujeres son objetivados, considerados propiedad de otros y sometidos a control y sujeción por parte de los otros.
Comprender la vinculación entre la construcción genérica de mujeres y hombres y los mandatos en torno a los ámbitos de acción. Por ejemplo, la construcción genérica hace posible que las labores domésticas sean consideradas como “naturales” de las mujeres y que la explotación sexual no sea concebida como un problema que enfrentan los hombres.
Comprender las necesidades de mujeres y hombres, así como las restricciones y oportunidades para cada una(o) en un determinado contexto social.
Reconocer las respectivas necesidades, opciones, estrategias, oportunidades y limitaciones de cada uno de los géneros.
Revisar las capacidades de las instituciones y sus mecanismos para llegar por igual a mujeres y hombres.
Es importante comprender las necesidades de atención a las víctimas de trata de personas, debido a que la trata tiene impactos negativos sobre la calidad de vida de las personas. Los efectos incluyen daños a nivel emocional, pero también a nivel físico, social y económico. Aunque muchas veces es difícil calcular dichos efectos con precisión, sí es posible identificar los más importantes para cada persona víctima de trata. La visibilización de estos efectos es un primer paso para su reconocimiento y, por consiguiente, para el desarrollo de estrategias para enfrentarla y contribuir a su erradicación.
Las consecuencias negativas para las personas pueden dividirse en varias categorías.
Consecuencias para la salud física.
Consecuencias para la salud mental.
Consecuencias interpersonales y sociales.
Consecuencias económicas.
Consecuencias legales.
Existen unos principios básicos para la atención directa de víctimas de trata de personas.
Principios básicos de la asistencia directa
• Está centrada en el respeto y la restitución de los derechos humanos de la persona víctima.
• Parte de la protección de la persona víctima. La seguridad de las víctimas es la máxima prioridad a lo largo de todo el proceso.
• Coloca a la persona víctima en el centro del sistema de atención: ofrecer tratamiento individualizado y permitir la participación y auto-determinación en todo el proceso.
El trabajo de asistencia directa y protección a las personas víctimas de trata debe estar guiado por los siguientes principios éticos que deben respetar todas las personas que presten servicios de atención (en todos los niveles), de conformidad con los instrumentos de derechos humanos:
• Respeto por los derechos humanos de la persona
• Protección que garantice la seguridad física y emocional de la persona
• Asistencia individualizada ajustada a las necesidades y deseos de la persona
• Respeto a la auto-determinación de la persona y fomento de su participación activa en la toma de decisiones durante el proceso de asistencia directa
• Consentimiento informado y derecho a toda la información pertinente
• No discriminación
• Confidencialidad y privacidad
• Interés superior del niño, niña o adolescente.
Cabe mencionar que, como principio fundamental en la atención, es necesario reconocer que las víctimas de la trata de personas no serán detenidas, acusadas ni procesadas por haber entrado o residir ilegalmente en los países de tránsito y destino, ni por haber participado en actividades ilícitas en la medida en que esa participación sea consecuencia directa de su situación de víctimas.
Es así como finalmente, proteger efectivamente a las víctimas de la trata de personas de daños, amenazas o actos de intimidación por parte de los tratantes y personas asociadas a ellos. Para estos efectos, no debería revelarse en público la identidad de las víctimas de la trata de personas y habría que respetar y proteger su privacidad en la medida de lo posible, teniendo en cuenta al mismo tiempo, el derecho de los acusados a un juicio imparcial. Habría que advertir plenamente y con antelación a las víctimas de la trata de personas acerca de las dificultades que entraña proteger su identidad y no habría que dejar que se formaran expectativas falsas o poco realistas en cuanto a las posibilidades de los agentes del orden a este respecto.
Daniela Ríos
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