Foto tomada de www.mujeresdelsur.org
No son tiempos fáciles, con el aislamiento social obligatorio se evidenció cómo muchas mujeres venían obteniendo sus ingresos económicos en trabajos informales que, ahora, no estás.
Surgen alternativas de teletrabajo, aún así se evidencias que las labores para una mujer se elevan, más no así su estabilidad económica, otras de las realidades que deja al descubierto la pandemia.
“El trabajo remoto permite a algunas mujeres sostener sus empleos y preservar sus ingresos. Sin embargo, el riesgo de incrementar la presión sobre el tiempo y el trabajo es muy grande, más aún en este contexto. Con demandas de cuidado incrementadas, ante la imposibilidad de contar con espacios de cuidado fuera de los hogares (escuela, centros de cuidado, otros hogares), el equilibrio en el manejo del tiempo se vuelve muy difícil”, nos ilustra Corina Rodríguez Enríquez, | investigadora y referente de la economía feminista en Argentina
Entonces, cada vez más, es un imperativo mostrar que el teletrabajo no es voluntario, donde el trabajo termina convertidos en largas jornadas, situación ubica a la mujer en una espacio de desventaja porque no fue preparada para ello y afrontó la nueva realidad con la carga de sacar sus familia.
“En las circunstancias actuales, donde el teletrabajo no es voluntario, sino forzado, desde las empresas se desarrollan mecanismos de supervisión de la gestión del trabajo con criterios de productividad que llevan en muchos casos a jornadas de trabajo interminables. Adicionalmente, sin condiciones de trabajo adecuadas, sin entrenamiento para el teletrabajo, los riesgos psicofísicos aumentan”, agrega Corina Rodríguez Enríquez en su artículo Pandemia y después: el trabajo de las mujeres en tiempos de Covid-19.
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